La Iglesia y Convento Nuestra Señora de Gracia Agustinos, conocida popularmente como Iglesia de Los Dominicos debido a su entorno, tiene una historia rica y variada entrelazada con la llegada de los españoles a América y su misión de difundir la fe católica. 

Fundada en 1595, esta iglesia sigue un estilo neoclásico que se aprecia en su fachada renovada en 2003, destacando por sus grandes columnas y torres campanario. Su planta rectangular alberga en su interior un conjunto de columnas que dividen el espacio en tres naves.

El proyecto de construir este recinto religioso enfrentó dificultades desde sus inicios. Los terrenos ofrecidos cerca de la Plaza de Armas fueron objetados, al igual que el solar en la calle Moneda, lo que complicó la edificación del templo. Sin embargo, tras superar estos obstáculos, la orden logró establecer la iglesia en el actual sitio entre las calles Estado y San Antonio.

A lo largo de su historia, la iglesia ha sufrido diversos daños, como los causados por terremotos en 1647 y 1730. En 1850, Fermín Vivaceta remodeló el templo en estilo neoclásico, añadiendo detalles como seis columnas dóricas en el pórtico y campanarios. Más tarde, en 1982, otro terremoto llevó a restaurar el frontis y el interior, bajo la dirección del arquitecto Francisco Beltrán.

Una de las historias más destacadas se remonta al terremoto de 1647, donde la figura del Cristo de Mayo, resguardada en la iglesia, permaneció intacta a pesar de la devastación. Esta figura, también conocida como “Señor de los temblores”, ha sido venerada desde entonces como protector contra los terremotos.

La figura de Catalina de Los Ríos y Lisperguer, conocida como “La Quintrala”, está vinculada a la historia de la iglesia. Se dice que donó la imagen del Cristo de Mayo a la iglesia debido a su incapacidad de soportar su mirada, y contribuyó financieramente a su reconstrucción. Aunque su historia está envuelta en controversia y anécdotas, su legado perdura en la memoria de este templo.

La Iglesia y Convento Nuestra Señora de Gracia Agustinos sigue siendo un importante centro de devoción y un símbolo de la historia religiosa y cultural de Chile.