La Huella de las Mujeres en la Ciudad

Mercado Providencia

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Relato en Lengua de Señas Chilenas

Los mercados, con su vida, sus aromas y colores, no sólo son lugares de abastecimiento, sino también de socialización, vitales para construir identidad territorial y para abrirse a la diversidad. 

El Mercado Municipal de Providencia es una obra de los arquitectos Escipión Munizaga y Alberto Cruz Eyzaguirre. Sus características más notables son su fachada, que se abre a la avenida Providencia con una doble altura y un corredor con columnas de diseño simple, pero que proporcionan altura y prestancia al edificio. En su interior, el espacio central forma una especie de patio que se abre a través de la suseción de columnas, y una gran bóveda de cristal que le dan una sensación de amplitud y apertura.

Hacia fines del siglo XIX, providencia era apenas un pequeño poblado con no más de cinco mil habitantes, dispersos en una zona de uso mayoritariamente agrícola que tímidamente se volvía más urbana con la creación del Paseo del Tajamar. Algunas décadas más tarde, en 1897, su condición urbana se formalizó a través de la separación de los terrenos que hoy corresponden a Providencia, de los de Nuñoa.

De hecho, en el plan de Benjamín Vicuña Mackenna para crear un cordón sanitario al interior de la ciudad y separarla de los suburbios, el sector de Providencia quedaba como una zona externa del anillo de circunvalación que se formaba con el ferrocarril que llegaba hasta la Estación Pirque, cerca de lo que es actualmente la cabecera del Parque Bustamante.

Sin embargo, eso no impidió su rápido crecimiento, sobre todo, a inicios del siglo XX, cuando algunas familias medianamente acomodadas, de intelectuales y empleados públicos que buscaban un lugar donde vivir, y a los que se sumaban algunas familias adineradas que comenzaban a migrar hacia el oriente. Así, para 1921 se levantaba el Palacio Schacth (actual Centro Cultural de Providencia) y en 1924 el Palacio Falabella (actual edificio consistorial). De hecho, Teresa Iturrigorriaga, el querido personaje de la novela La Chica del Crillón tiene como empleo el de agente inmobiliario que vende loteos de terrenos en esta zona. 

Por esta razón, cuando Alicia Cañas se convierte en la primera mujer electa por votación en asumir un cargo público, se encuentra con un territorio en proceso de consolidación, con grandes necesidades y desafíos. Alicia no era una mujer proveniente de la política, y a diferencia de otras mujeres de la clase acomodada de su época, tampoco participó de los círculos feministas que dieron origen al Movimiento Pro Emancipación de las Mujeres de Chile (MEMCH). Se trataba más bien de una persona ligada a las obras de la iglesia católica y participaba activamente en la beneficencia. Sin embargo, cuando le propusieron el desafío de asumir la alcaldía, aceptó gustosa y tomó su labor con la seriedad que merece el cargo y que la llevaron a ser electa en dos ocasiones: en 1935 y en 1941.

Así, en 1942 como parte de su promesa de campaña por situar a la comuna de Providencia como un lugar modelo inspirada en la ciudad jardín, encarga el diseño y la construcción de un mercado que dotó a este sector de un lugar donde abastecerse, el que tardó cuatro años en ser construido y fue inaugurado oficialmente en 1947.

De manera que, en el lugar en el que Providencia y Nueva Providencia se encuentran, y justo frente a la Iglesia de la Divina Providencia, una de las vecinas más antiguas del sector, se levantó el edificio del Mercado Municipal de Providencia y que funcionó como tal, hasta los años 80’ cuando el inmueble fue modificado por el arquitecto Cristian Boza, quien rehabilitó el espacio para ser utilizado por el Servicio Nacional de Turismo.

Tras la recuperación de este inmueble por parte de la municipalidad, se inició el proceso para su puesta en valor a través de un concurso que le da nuevos aires a este lugar, creando una plaza interior que se abre al espacio público y rescata la fachada como un elemento principal del inmueble.

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