Un Paseo entre el Conocimiento y la Cultura
Museo Nacional de Historia Natural
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Relato en Lengua de Señas Chilenas
El Museo Nacional de Historia Natural es uno de los lugares destinados a la cultura y el patrimonio que más visitantes recibe al año. Es también, el primero de los museos diseñados por el estado, y aunque ha sufrido varias transformaciones para hacerlo más interactivo al público, sus principales atractivos han visto pasar a muchas generaciones de niños, niñas y adultos maravillados, por ejemplo, ante el enorme esqueleto de la ballena Greta o la reproducción del niño del cerro El Plomo, cuyo cuerpo se encuentra resguardado en uno de los laboratorios del museo.
El inmueble diseñado por el arquitecto francés Paul Lathoud, presenta una inspiración neoclásica con características del renacimiento italiano e influencias jónicas en el primer piso y corintias en el segundo. Su estructura rectangular es atravesada de norte a sur por un eje central que incluye un vestíbulo y un amplio salón.
Debido a la sismicidad del país, especialmente durante los terremotos 1906 y 1927, el edificio debió ser modificado. En 1929, se llevó a cabo un proceso de restauración que incluyó la adición de nuevos elementos, como las cuatro pilastras que sostienen el pórtico y dos grandes columnas que refuerzan el estilo neoclásico del edificio. En 1933 y 1964 se construyeron los segundos pisos de las alas norte y sur, y posteriormente, en 1977, se agregaron entrepisos.
El edificio actual del Museo de Historia Natural, situado en la Quinta Normal, es el resultado de una historia que refleja la visión y dedicación de los primeros intelectuales chilenos. Aunque la institución fue fundada en 1830 por el naturalista francés Claudio Gay, la idea se originó durante el proceso de Independencia. De hecho, se menciona por primera vez en una edición del Monitor Araucano durante el mandato de José Miguel Carrera en 1813. En ese entonces, se planteó la iniciativa de formar un museo que inicialmente funcionara en las instalaciones de la Real Universidad de San Felipe.
La idea experimentó dificultades durante la restauración monárquica, pero resurgió con fuerza durante los gobiernos de O’Higgins y Ramón Freire. Este último, incluso contrató a un científico para recorrer el país y armar así una colección, aunque el intento no tuvo éxito. Fue recién con la llegada de Claudio Gay, en 1830, que la idea se materializó. El trabajo del naturalista francés estuvo acompañado de varios viajes por gran parte del territorio nacional, donde realizó un inventario de la flora, fauna y recursos naturales del país. Las piezas recolectadas durante estos viajes se convirtieron en las primeras muestras del museo, que también incluyeron fósiles.
El museo tuvo varias ubicaciones antes de llegar a su sede actual. La construcción del edificio actual comenzó en 1873 con motivo de la Exposición Universal, que tenía como objetivo mostrar los avances científicos de las nacientes repúblicas americanas, tales como: los fósforos, el extintor de incendios y muchos artefactos destinados a mejorar la producción agrícola. La Sociedad Nacional de Agricultura, encargada de la administración de la Quinta Normal en ese momento, organizó el evento y destinó el edificio creado para albergar la Exposición Universal al Museo Nacional, una vez concluído el evento en 1875.