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Palacio Cousiño

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El Palacio Cousiño es una joya de la arquitectura del barrio Dieciocho en el centro de Santiago. Su imponente estructura es un testimonio de la opulencia y elegancia de la sociedad aristocrática del siglo XIX que había amasado su fortuna a partir de la minería. 

Este inmueble fue diseñado por encargo de la familia compuesta por Luis Cousiño e Isidora Goyenechea, quienes contrataron al arquitecto francés Paul Lathoud con el fin de levantar un palacete que estuviera a la altura de su riqueza. Para ello, siguiendo el estilo neoclásico predominante en la época, se construyeron tres edificaciones, la vivienda principal con dos pisos y 27 habitaciones, y otras dos más pequeñas destinadas a los empleados.

A diferencia de la propiedad de muchos de sus vecinos, el Palacio Cousiño es una vivienda aislada, rodeada por jardines diseñados por el paisajista Manuel Arana y un pequeño parque que hoy tiene uso público. Fue construida en albañilería de ladrillo, con pisos de mármol, cortinas, muebles y pisos de parqué fabricados a mano y traídos desde Europa en barco, a los que se sumaron una serie de adelantos tecnológicos como la electricidad, mediante un generador eléctrico adquirido al propio Thomas Alva Edison; un ascensor de poleas y un sistema de calefacción que permite mantener la propiedad temperada y contar con agua fría y caliente al mismo tiempo. 

La familia Cousiño-Goyenechea provenía de un origen aristocrático. El Padre de Luis fue un reconocido empresario del carbón, explotando las minas en Lota que se hicieron conocidas a través de la obra del escritor Baldomero Lillo “Sub Terra”.  Isidora, por su parte, era hija de uno de los socios del padre de Luis en las minas de carbón, pero, tras su fallecimiento, su madre contrajo matrimonio con el padre de Luis. Todo quedaba en familia. 

Luis por su parte, supo hacer crecer la fortuna de la familia, invirtiendo en negocios como la minería del cobre y la plata, así como en la industria vitivinícola, fundando la que es, hasta la actualidad, la viña Cousiño-Macul. Además de empresario, también es un personaje relevante para la ciudad, puesto que, convencido por Benjamín Vicuña Mackenna, financió la creación del actual Parque O’Higgins. 

Sin embargo, su vida fue corta, y falleció antes de ver terminada su vivienda en Santiago. Al fallecer, su esposa Isidora, se hace cargo de todos los bienes de la familia, una fortuna que la llevó a convertirse en la mujer más acaudalada del mundo. Pero, además de millonaria, Isidora fue una mujer inteligente y visionaria, se dedicó con mucha tenacidad a desarrollar medidas que permitieran mejorar la producción, como la instalación de un pequeño tren que conectara el interior de la viña, inició la exportación del vino gracias a la fabricación de botellas de vidrio e instaló la primera central hidroeléctrica de la mano de la firma de Thomas Alva Edison. 

Después de tres generaciones, cuando las familias adineradas se trasladaron al oriente, la casa quedó vacía. Años más tarde, la familia donó el inmueble a la Municipalidad de Santiago, con la petición expresa de conservarla, y esto fue lo que hicieron, porque pese a que un incendio parcial destruyó parte del segundo piso, hoy, este inmueble es un museo abierto a la ciudadanía.

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