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Cerro Santa Lucía - Cerro Huelén
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Relato en Lengua de Señas Chilenas
El Cerro Santa Lucía, inicialmente un peñón agreste, tiene una historia que se remonta a miles de millones de años antes de la llegada de Pedro de Valdivia al valle del Mapocho. Se trata, en realidad, de una formación geológica que emerge como un brazo de la Cordillera de los Andes de origen volcánico. Ubicado a 629 metros sobre el nivel del mar, su altura total alcanza los 68 metros, equiparable a la de un edificio de más de 20 pisos o una cuarta parte de la altura del Costanera Center.
Aunque su relación con la fundación de Santiago no está completamente confirmada, la idea de esta conexión ha sido perpetuada, posiblemente influenciada por la obra de Pedro Lira, quien en 1888 inmortalizó la gesta mostrando a Valdivia y sus huestes en la cima del cerro. Inicialmente llamado cerro Huelén por los pueblos indígenas, cuyo significado en mapudungun es “melancolía” o “dolor”, fue renombrado por los españoles en honor a Santa Lucía, una mártir católica asociada con la luz y la vista. Este nombre fue ratificado mediante una consulta municipal en 2014, cuando el 54% de los votos optó por conservarlo.
La transformación más significativa del cerro ocurrió en el último tercio del siglo XIX, bajo la Intendencia de Benjamín Vicuña Mackenna. Inspirado por el urbanismo de Haussmann en París, Vicuña Mackenna lideró un ambicioso plan de modernización de Santiago en el que el cerro desempeñó un papel central.
A pesar de los recursos limitados, el Intendente, con el apoyo de donaciones y colectas de la alta sociedad, e incluso empleando mano de obra penitenciaria, transformó el Cerro Santa Lucía en un paseo público. El antiguo Fuerte Hidalgo se convirtió en un castillo con amplias terrazas, albergando juegos de feria y otras atracciones. Muchas de las obras decorativas fueron adquiridas a la famosa fundición francesa Val d’Osne. También albergó un observatorio astronómico y sismológico.
En la terraza Caupolicán, llamada así por la obra del escultor Nicanor Plaza, se encuentra una estructura similar a un fuerte o castillo, con un escudo que originalmente estaba destinado al frontis de La Moneda. Tras esta remodelación, el espacio fue llamado “Castillo González” en honor al capitán Juan de Dios González, pero este nombre se ha perdido en el tiempo.
Posteriormente, se añadió una entrada monumental que conecta directamente con la Alameda, diseñada por el arquitecto Henri Villeneuve. Esta entrada conduce a una majestuosa doble escalera ornamentada con balaustres, que conduce hacia la Terraza Neptuno, así llamada por una fuente con la figura del dios romano Neptuno. Dos figuras infantiles simbolizan la escritura y la lectura. Una fuente de agua y el escudo de la ciudad de Santiago contribuyen a enriquecer el espacio.
El cañonazo de las 12 marcaba el mediodía hasta la década los 80, una tradición destacada en la ciudad. El cerro ofrece una experiencia enriquecedora y memorable, que no sólo conecta con la historia y las personalidades que han dado forma a la ciudad, sino que también representa un espacio de reflexión y homenaje a la diversidad de experiencias y creencias que han coexist