Recorridos por la Memoria / La Huella de las Mujeres

Ex Congreso Nacional

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Relato en Lengua de Señas Chilenas

El Congreso Nacional de Chile es una de las instituciones más importantes de la república porque es, en nuestro sistema, uno de los tres poderes del Estado: el legislativo. Tiene como característica principal componerse por dos cámaras cuyos representantes son escogidos por vía electoral. Fue formado en 1811, operando transitoriamente desde el Palacio de la Real Audiencia, actual Museo Histórico Nacional. A pesar de ser el Congreso más antiguo de Latinoamérica su existencia ha sido intermitente a lo largo de los años, por lo que ocupó diversas sedes tanto en Santiago como en Valparaíso, motivo que llevó a la construcción de un edificio propio en el corazón de la ciudad de Santiago.

Se trata de un edificio de carácter neoclásico con fuerte inspiración en la arquitectura griega que podemos observar en su fachada, sobre todo, por la presencia de grandes columnas de doble altura que sostienen el peso de una estructura de forma triangular llamada frontón, en cuyo centro aparece el escudo nacional. 

Fue diseñado por un arquitecto francés llamado Claude-François Brunet de Baines, quién contratado por el gobierno chileno, también diseñó el Teatro Municipal y la Iglesia de la Vera Cruz.

Años antes de su inauguración en 1876, el espacio frente a la fachada de este edificio -hoy engalanado con un bello jardín- fue ocupado por la Iglesia de la Compañía de Jesús, la cual fue protagonista de una terrible tragedia el 8 de diciembre de 1863. Esa noche de celebración a María, uno de los quemadores de la base de la virgen que era encendido por el sacristán soltó una chispa que inició el fuego en las flores y guirnaldas que adornaban el lugar provocando la propagación del fuego con rapidez hacia la estructura de madera de la iglesia. 

Los protagonistas de la tragedia, mayoritariamente mujeres y niños, debieron enfrentar dos grandes problemas en su intento de escapar del lugar: Los grandes ropajes de las mujeres aristocráticas y las puertas de la iglesia que abrían hacia el interior. Este hecho provocó el fallecimiento de alrededor de 2000 personas, en una ciudad que contaba con cerca de 200 mil habitantes. Al día siguiente, se iniciaron los trabajos para remover los escombros y los cuerpos, trabajos que fueron costeados con la venta de joyas encontradas ahí y con los aportes de familiares de las víctimas. 

En el mundo político, esta tragedia dio inicio a un debate público sobre las prácticas religiosas, pero, sobre todo, por la influencia que la iglesia, como otro poder, tenía sobre el Estado. Esta tragedia fue el inicio del proceso de secularización, es decir, de separación entre la Iglesia y el Estado. Se decidió que, como homenaje a los fallecidos, no se volvería a construir nunca más nada en este lugar, razón por la que podemos observar en los jardines del Ex Congreso Nacional, la estatua de una virgen en posición de oración, y una de las campanas de la iglesia que repica cada día a las 12:00 hrs. (recuperada e instalada allí tras el bicentenario de 2010) como una evidencia explícita de que se dejaba atrás el viejo Chile. 

El edificio contiguo albergó al Congreso Nacional hasta 1973, cuando, a 11 días de ocurrido el Golpe de Estado, se publica en el Diario Oficial el Decreto de Ley Nº27 que disolvió el Congreso Nacional, poniendo fin a sus funciones y declarando vacantes los cargos de los parlamentarios. Tras este proceso, la labor legislativa queda exclusivamente en manos de la Junta Militar. Junto a esta acción, se declaró la caducidad de todos los registros electorales bajo el argumento del fraude electoral y se prohibió la inscripción de nuevos electores; un derecho que solamente se recuperó hacia 1986 con la ley que establece el sistema electoral, permitiendo el retorno a la democracia a través de un plebiscito en 1989, y el posterior restablecimiento del Congreso Nacional el 11 de marzo de 1990, aunque ahora con su sede principal en la ciudad de Valparaíso.

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