Arquitectura y Ciudad
Mercado Central
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Relato en Lengua de Señas Chilenas
El Mercado Central de Santiago es un espacio vivo, un epicentro de la cultura local, un polo gastronómico y un punto de encuentro tanto para habitantes de la ciudad, como para turistas que visitan nuestro país.
Se trata de un edificio de marcado estilo neoclásico, que se compone de una plaza central, que resulta un espacio abierto y más o menos libre para el desarrollo de la actividad comercial donde destaca, principalmente, su estructura metálica. Su techumbre está sostenida en pilares y arcos que se encuentran adornados con molduras fabricadas en fierro forjado, son particularmente especiales, las que se encuentran en la parte superior, más cerca de la techumbre, con forma de estrella, así como las ventanas superiores que permiten el ingreso de aire y luz. El perímetro de esta gran plaza central lo compone un edificio construido en albañilería de ladrillo, donde se ubican diversos locales comerciales y que, generan un pasillo a ambos costados de la plaza central. Otro elemento relevante, es su pileta central, un punto focal, tanto para la vista, como para marcar un punto de encuentro y reunión de las personas en esta plaza.
El Mercado Central de Santiago fue planificado como una propuesta higiénica a los mercados de abastos existentes hasta la época. El diseño fue encargado a los ingleses Edward Wood y Charles Henry Driver, aunque el arquitecto a cargo de la ejecución de las obras fue Fermín Vivaceta, el primer arquitecto de Chile. Y es que, a pesar de que el diseño sea inglés y las piezas metálicas fueran fabricadas en este país e importadas a Chile desde Escocia mediante barcos, la labor de Vivaceta es fundamental, porque responde a la necesidad de la clase aristocrática y dirigente de adoptar las costumbres europeas que simbolizaban una idea de desarrollo y modernidad que se oponía al desorden popular.
Antes de su construcción, funcionaban un pequeño mercado de abastos cerca de la Plaza de Armas, y la llamada Plaza del Ajo, una práctica colonial que convocaba a los vendedores de productos agrícolas cerca de la actual Estación Mapocho. Ese extenso trozo de tierra alrededor del río Mapocho que se desbordaba, y que no había quedado incluido dentro del plano de la ciudad diseñado por los españoles, funcionaba como un inmenso basural. Fue entonces cuando, durante el gobierno del presidente Federico Errázuriz se inicia la construcción de un nuevo mercado de abastos; el que fue inaugurado oficialmente el año 1872.
El edificio fue presentado durante la Exposición Nacional de Artes e Industrias, organizada por Benjamín Vicuña Mackenna, intendente de Santiago, cuyas grandes ideas reformistas se reflejan en este edificio, que normaba las relaciones comerciales que se daban entorno a cierto tipo de productos, por ejemplo, controlando el estado de las carnes e incentivando el consumo de pescados.
Durante los años ochenta, el edificio que había sido propiedad del Estado, fue adquirido por sus locatarios, privatizándolo. Tras años de auge, el Mercado Central de Santiago ha debido batallar para sobrevivir en una ciudad en constante cambio, pero cuyo entorno mantiene el mismo espíritu que le vio nacer.