Un Paseo entre el Conocimiento y la Cultura

Mural de Pedro Lira

Pedro Lira se erige, sin duda, como uno de los pintores más destacados a nivel nacional. Durante considerable tiempo, su obra titulada “La Fundación de Santiago” adornó las páginas de los libros escolares de historia y también hizo su aparición en diversos billetes a lo largo del siglo XX. La obra de Lira goza de un amplio reconocimiento, tanto por su destreza técnica como por la integración de elementos que reflejaban los nuevos valores enraizados en el crecimiento y formación de una ciudad moderna.

Lira, un artista de profusa creatividad, desarrolló la mayor parte de su obra en lienzo, pero una excepción destacada es la única pintura mural que legó al acervo cultural de la Nación: “Curación del endemoniado”, un óleo sobre madera que inmortaliza el momento en que Jesús libera a un niño poseído por un demonio, mientras sus progenitores lo sostienen y otras personas, aquejadas por distintas dolencias, atestiguan la escena.

Hoy en día, este cuadro adorna el recinto de la Catedral Castrense de Santiago, consagrada a Nuestra Señora del Carmen y destinada a los servicios religiosos de las Fuerzas Armadas y Carabineros. Sin embargo, su origen difiere del destino actual. En el año 1906, fecha de su concepción, Pedro Lira atravesaba una profunda depresión y se hallaba internado en la Casa de Orates, que hoy conocemos como Hospital Psiquiátrico.

La Casa de Orates, en ese entonces distante de su condición hospitalaria actual, constituía un lugar con recursos limitados y considerables desafíos de infraestructura y superpoblación. Los pacientes eran compelidos a participar en la elaboración de ladrillos o escobas, tanto como parte de su terapia como para asegurar financiamiento. Por esta razón, destaca la labor de las Hermanas de la Caridad, quienes asistían diligentemente no solo en esta institución, sino en diversos hospitales del norte de Santiago. En un gesto de agradecimiento, se cuenta que Pedro Lira creó este mural en lo que solía ser la capilla destinada a los rituales religiosos de los pacientes.

No obstante, el terremoto de 1985 dejó la capilla en un estado deplorable. A pesar de los esfuerzos por otorgarle el estatus de monumento nacional con el propósito de preservarla y estimular su restauración, este objetivo no se materializó. En contraste, el mural sí obtuvo dicha distinción, lo cual generó las acciones necesarias para su salvaguardia.

La extracción de la obra fue minuciosa y estuvo a cargo de un equipo integral de restauradores, ingenieros y obreros. Además de remover la pieza con sumo cuidado de la pared, debieron trasladarla a un nuevo soporte para asegurar su preservación a largo plazo.

Esta pintura adquiere una relevancia trascendental no solo por explorar un tema poco abordado por el autor o por su condición de mural, sino también por representar a un estrato marginado de la sociedad y ofrecer una perspectiva de la salud mental en el siglo XX. 

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