Desde su establecimiento bajo la administración española, se siguieron las directrices de la corona para la fundación de ciudades. La Plaza de Armas, concebida como un espacio de encuentro, interacción social y vida pública, fue el epicentro. Las veredas oriente y sur estaban destinadas al comercio, la vereda poniente al ámbito religioso y la norte a las instituciones administrativas, compuestas por tres edificios, entre los cuales destacaba la Real Audiencia, que ejercía labores como máximo tribunal de justicia. 

El edificio que actualmente ocupa este lugar fue erigido entre 1804 y 1808 por el arquitecto e ingeniero Juan José de Goycolea y Zañartu. Es una construcción de estilo neoclásico, realizada en ladrillo. Este estilo se aprecia claramente en su fachada de líneas sencillas y modestas, destacando la estructura de la torre, llamada “Benjamín Vicuña Mackenna”, junto con su reloj. No obstante, en su interior se asemeja a las viviendas coloniales. Tras cruzar la puerta principal y acceder a las oficinas de recepción, se descubre un amplio patio central rodeado por salones distribuidos en dos pisos, con un corredor perimetral.

Este edificio fue erigido antes del inicio de las luchas por la Independencia, desempeñando un papel importantísimo para la corona al administrar justicia y ejercer control sobre las autoridades locales, limitando a los grupos privilegiados formados desde la conquista; era por tanto, la representación directa de la monarquía. Por lo tanto, con el inicio del proceso de Independencia, esta institución fue rápidamente reemplazada por el Tribunal de Justicia y el edificio fue aprovechado como sede del Primer Congreso Nacional en 1811.

Durante la Patria Vieja, el edificio funcionó como casa de gobierno; sin embargo, en 1814, después de la batalla de Rancagua, el general Mariano Osorio lo restauró como sede de la Real Audiencia, marcando el comienzo del proceso histórico que conocemos como “Reconquista”. 

Tras la victoria del Ejército Libertador de los Andes en la batalla de Chacabuco el 12 de febrero de 1817, el Cabildo de Santiago se congregó en estas instalaciones para proponer a José de San Martín como Director Supremo. San Martín declinó la propuesta para continuar su lucha liberadora en otros territorios, y fue entonces cuando se designó a Bernardo O’Higgins para ocupar el cargo.

A lo largo de los años, el edificio pasó a ser utilizado como Casa de Gobierno, hasta que en 1845 el presidente Manuel Bulnes propuso utilizar la antigua Casa de Moneda para tal fin, ya que su estructura resultaba más adecuada. 

En la actualidad, el antiguo Palacio de la Real Audiencia alberga uno de los museos más significativos del país, que, a través de una variedad de objetos y obras de arte, testimonia la diversidad territorial, geográfica y cultural de Chile.