Parques de Santiago

Parque Metropolitano de Santiago

En medio del bullicio de la vida urbana, los espacios verdes como los parques, las plazas y los jardines, se convierten en refugios, que otorgan tranquilidad, recreación y permiten una conexión con la naturaleza. Por cierto, además de sus beneficios sociales, las áreas verdes urbanas aportar en la regulación del clima, protegen el suelo de la erosión, aportan en la producción de oxígeno, absorben el ruido, impactando en el estado de ánimo de las personas. Uno de estos tesoros urbanos es el Parque Metropolitano, el que, en sus más de 700 hectáreas de terreno, se ha posicionado como uno de los parques urbanos más grandes de Latinoamérica. 

Pero el camino para llegar a lo que es actualmente ha sido muy largo. De igual manera que otros cerros isla, como el cerro Santa Lucía o el Cerro Blanco, el Parque Metropolitano se encuentra en una pequeña extensión de la Cordillera de los Andes. Pese a que lo llamamos comúnmente como Cerro San Cristóbal, en realidad, se compone de 6 cerros: San Cristóbal, Chacarillas, Los Gemelos, La Pirámide, Polanco y El Carbón. El San Cristóbal, sin embargo, es el más alto de todos, con una altura de 800 metros sobre el nivel del mar, aunque es 20 metros más bajo que el Costanera Center. Fue llamado así por los españoles, aunque originalmente recibía el nombre de Tupahue, que en quechua significa “centinela”. 

Como se trata de una extensión de la cordillera, es posible imaginar que, hace muchos años atrás, los habitantes de Santiago no disfrutaron de su sombra y su rica vegetación; muy por el contrario, conocieron un cerro de pura roca que decían, parecía una muela careada, porque durante muchos años, se extrajeron desde sus laderas, las piedras necesarias para fabricar los adoquines con los que se pavimentaron las principales calles y hasta se utilizaron en la construcción del Palacio de La Moneda. 

Su transformación se debe a la acción de Alberto Mackenna (sobrino de Benjamín Vicuña Mackenna y responsable del hermoseamiento del Cerro Santa Lucía) y un grupo de scouts, quienes proclamaron, desde la cumbre, que éste debía convertirse en un espacio destinado para la salud de los santiaguinos en 1916. Para lograrlo, se plantaron árboles y arbustos y se creó un sistema de almacenaje de agua que permite que, utilizando la fuerza de gravedad, se puedan regar todos sus rincones. 

Poco antes de este suceso, se instaló en este lugar el observatorio astronómico Manuel Foster, que aún funciona con fines educativos y más tarde llegaría la imagen de la virgen de la Inmaculada Concepción.

La primera obra tras su remodelación, fue la construcción del funicular, cuya entrada con forma de castillo fue diseñada por el famoso arquitecto Luciano Kulczewski. Luego se sumó el Zoológico Nacional en 1925, también gracias a la gestión de Alberto Mackenna. Durante un tiempo también funcionó un pabellón fotográfico, conocido como Casa de las Arañas, visitado asiduamente por presidentes, y un casino o restaurante, de ellos solo quedan apenas algunos registros.

En la actualidad, podemos visitar la casa de la cultura anahuac, el anfiteatro Pablo Neruda, el jardín botánico, el jardín japonés, las piscinas Tupahue y Antilén, las zonas de juegos para niños y las plazas; pero sobre todo, disfrutar de la flora y la fauna que encuentran en este parque, un lugar donde desarrollarse, en medio de la ciudad.

Cómo llegar

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