Parques de Santiago

Parque O'Higgins

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Relato en Lengua de Señas Chilenas

La ciudad de Santiago ha experimentado profundas transformaciones, sin embargo, entre la modernización persisten hitos reconocibles que, con ciertos rasgos propios, conservan su identidad. Este es el caso del Parque O’Higgins, que, en sus más de 80 hectáreas, es un punto de referencia de la ciudad y uno de sus pulmones verdes más importantes.

Los terrenos que conforman el actual parque, correspondían originalmente a un terreno llano conocido como “campo de marte”, en honor al dios de la guerra; y fueron llamados así porque era el lugar donde se hacían las prácticas militares, debido a la cercanía de instituciones castrences en los alrededores. Un recuerdo de ello es la parada militar, que se desarrolla habitualmente en la elipse al interior de este parque. Junto a esta pampilla, se instalaban las “ramadas” donde se apostaban los grupos militares, una tradición que perdura en las fiestas patrias.

El antiguo “campo de marte” experimentó su primera transformación en 1870 cuando se convierte en un parque gracias a un acuerdo entre el estado chileno y el multimillonario del carbón Luis Cousiño que aporta los fondos necesarios para su construcción, profundamente inspirado en lo que había visto en sus viajes por Europa.

Para este fin se contrató al paisajista español Manuel Aranda, quien respetando su origen militar, creó senderos, una laguna, un pequeño cerro, bosques de olmos, acacias y otros equipamientos como un restaurante y un pabellón de música. Por entonces, el parque comprendía más de 90 hectáreas de terreno, e incluía dos grandes y hermosas portadas de hierro forjado, fundidas en Francia.

El nuevo espacio fue inaugurado en 1873 durante la intendencia de Benjamín Vicuña Mackenna, aunque paradójicamente no contó con la presencia de Luis Cousiño quien había fallecido meses antes. En honor a su benefactor, se decidió llamar a este parque “Luis Cousiño”, un nombre que ha permanecido en el inconsciente colectivo de la ciudad.

En un ámbito deportivo, este lugar también destaca por haber sido escenario de las primeras prácticas de fútbol a finales del siglo XIX. Además, ha sido un importante escenario para el ciclismo, albergando el primer velódromo de Chile; y para otros deportes, como el tenis, que contó con un espacio propio gracias al Santiago Lawn Tennis.

A partir de entonces, el parque se convirtió en el destino predilecto de las familias acomodadas, aunque con el tiempo, y la partida de estas clases hacia el oriente, esta situación empezó a desvanecerse. De hecho, al celebrarse el centenario, el público se había diversificado, dando origen a nuevas actividades, como carreras de caballos y automóviles..

Durante el gobierno de la Unidad Popular, el parque tuvo otra de sus grandes transformaciones, siendo re inaugurado el año 1972. Estas remodelaciones incluyeron la pavimentación de la elipse, la construcción de un estadio techado (inconcluso), la recreación de un pueblo de la zona central y museos. Es en este periodo en que cambia su nombre definitivamente a Parque O’Higgins.

En las últimas décadas, el parque ha albergado nuevas instituciones como sedes universitarias, una piscina temperada diseñada por el arquitecto Teodoro Fernández, un centro de espectáculos llamado Movistar Arena, un teatro con forma de cúpula, un jardín chino y otro inspirado en el Tíbet, convirtiéndolo así, en un parque urbano destinado a los deportes y a las artes.

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