Arquitectura y Ciudad

Villa Frei

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Relato en Lengua de Señas Chilenas

La década de los 60’ fue una época de importantes transformaciones en el mundo, así como también a nivel nacional. Mientras el hombre llegaba a la luna y cuba iniciaba una revolución, la ciudad de Santiago superaba el millón de habitantes, crecía en el sector industrial y forjaba una clase media con la capacidad para ahorrar y adquirir una vivienda propia. En este contexto, surge la Villa Presidente Frei.

El sector 1 de la Villa Presidente Frei está compuesto por 39 edificaciones, entre las que se encuentran bloques dobles con locales comerciales, bloques simples y dúplex que no superan los 5 pisos; y torres de 10 y 15 pisos cada una, todas ellas se articulan entorno a un parque que funciona como eje principal y sobre el que se distribuyen las sendas y caminos públicos, ubicados en un terreno que mide 20 hectáreas en total.

Lo realmente interesante de este proyecto, es que los edificios de mayor altura se encuentran hacia el interior, lo que permite generar una transición entre las casas de los alrededores, con los bloques más pequeños y luego, con las torres. En los edificios destaca el uso de materiales como el hormigón y ladrillo, que quedan expuestos a la vista para mostrar su perdurabilidad y sus escaleras exteriores, símbolo de la modernidad.

Si bien el proyecto fue pensando para un habitante que probablemente podría tener automóvil, y por ello incorporó estacionamientos públicos; la verdad es que el centro del habitar de esta villa está puesto en el peatón. Por esta razón, se construyeron una serie de puentes y pasarelas que permiten dar continuidad al lugar y hoy son una de sus características más notables. 

La Villa Presidente Frei surgió de manera más o menos paralela a otras similares, como la Villa Olímpica o la Villa Portales. Fue construida en los antiguos terrenos del fundo llamado Chacra de Valparaíso como una respuesta de la Corporación para la Vivienda o CORVI -quien estuvo a cargo del proyecto- y de la Caja de Empleados Particulares – a cargo de adquirir el terreno-, para hacer frente a la necesidad de vivienda. Una de las cosas que más llama la atención de esta época, es que si bien las cajas de ahorro, como la de empleados públicos o particulares, nacieron como un sistema de seguridad social en el que aportaban tanto los trabajadores como los empleadores, también tuvo un importante rol en la construcción de viviendas. 

Así, en el año 1964, se llamó a concurso para presentar propuestas de proyectos que permitieran concretar este propósito, el que fue adjudicado por la oficina de Jaime Larraín. Osvaldo Larraín y el arquitecto asociado Diego Balmaceda. 

El resultado, fue la construcción de una unidad vecinal, fuertemente inspirada en la arquitectura moderna, que pretendía construir pequeñas ciudades donde sus habitantes contaran con servicios y equipamientos, convirtiéndose en un espacio autónomo. Hoy, además de ser una zona típica, la Villa Frei es un ejemplo de vivienda para clases medias, la expresión del estado benefactor y de un modo de habitar que permite experimentar la vida de barrio.

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